En la actualidad, cada vez más niños y adolescentes tienen su propio dispositivo móvil, lo que abre un mundo de posibilidades en cuanto a comunicación, entretenimiento y aprendizaje. Sin embargo, con estas nuevas oportunidades también vienen desafíos importantes: ¿cómo garantizar un uso responsable, seguro del dispositivo? La respuesta está en establecer un acuerdo claro y bien definido desde el principio.
En esta nota te vamos a contar cómo podés estructurar un acuerdo de uso para el dispositivo móvil de tu hijo o hija, adaptado a las necesidades y valores de tu familia. El psiquiatra y psicoterapeuta Lucas Raspall diseñó un acuerdo de este tipo no solo es una buena estrategia para fomentar la responsabilidad, sino que también asegura que todas las partes involucradas tengan claro qué se espera y qué consecuencias existen en caso de incumplir las reglas.
Reglas claras desde el principio
Cuando un niño o niña recibe un dispositivo propio, es importante que las reglas sobre su uso sean claras y comprensibles. Un acuerdo escrito ayuda a establecer expectativas desde el principio, lo que facilita la comunicación y evita malentendidos. Las reglas deben ser acordadas y explicadas de manera que tanto el niño como los padres o cuidadores comprendan el propósito de cada medida. Además, es fundamental que estas normas estén alineadas con los valores y la cultura de cada familia.
Ser flexible y adaptable
Los niños crecen y su uso de la tecnología cambia, es importante que el acuerdo se ajuste en función de sus necesidades y la evolución de su madurez. El acuerdo debe ser un documento flexible que pueda ser revisado y actualizado periódicamente. Evaluar regularmente el uso del dispositivo y las normas que lo rigen, te va a permitir que tanto padres como hijos hagan ajustes según las experiencias vividas y las nuevas necesidades.
Consecuencias claras
Una parte esencial de cualquier acuerdo de este tipo es la inclusión de consecuencias claras para cuando las reglas se incumplen. Estas deben estar relacionadas directamente con la transgresión y ser proporcionales al tipo de infracción. De esta manera, se evita que los padres caigan en el error de castigar por enojo, y promueve en los hijos la comprensión de que las consecuencias son el resultado de su comportamiento, no de una reacción emocional.
Por ejemplo, se puede establecer que el incumplimiento de una regla (como el uso del dispositivo fuera de los horarios establecidos) implique una suspensión temporal del celular. De esta manera, los niños aprenden que el uso del dispositivo es un privilegio que debe ganarse mediante el cumplimiento de las normas.
Uso responsable
El objetivo de este acuerdo no solo es regular el uso del celular, sino también fomentar un uso responsable y ético de la tecnología. El acuerdo debe incluir pautas sobre el comportamiento en línea, como la prohibición de compartir imágenes o contenidos sin el consentimiento de las personas involucradas, o de realizar comentarios ofensivos en redes sociales.
Es fundamental que los niños comprendan que las redes sociales y otros espacios digitales no son lugares anónimos donde todo vale, sino que están sujetos a las mismas normas de respeto que en la vida cotidiana. Los acuerdos deben reflejar la importancia de la empatía, la seguridad digital y el respeto por la privacidad propia y ajena.
Privacidad y supervisión
Si bien el niño o la niña tiene derecho a cierta privacidad en sus mensajes y comunicaciones, los padres o cuidadores también deben tener la posibilidad de revisar el dispositivo en caso de tener dudas o preocupaciones. Es importante que ambas partes, padre e hijo, acuerden bajo qué circunstancias se podrá acceder al dispositivo, garantizando que esta supervisión no se haga de manera invasiva, sino con el fin de velar por la seguridad y el bienestar del niño.
Horario y duración del uso
Uno de los puntos clave en el acuerdo debe ser la regulación del tiempo de uso. Establecer un límite de horas de uso diario, así como los momentos en que el dispositivo puede ser utilizado, es fundamental para evitar el abuso de la tecnología. Por ejemplo, el acuerdo podría especificar que el dispositivo se apague a una cierta hora (por ejemplo, a las 9 de la noche) o que no se use durante las comidas o mientras se realizan las tareas escolares.
Además, se debe acordar qué tipo de aplicaciones o redes sociales se pueden usar, siempre con la autorización de los padres y dentro de los límites establecidos, para garantizar un uso seguro y saludable.
Cuidar el celular
El dispositivo es propiedad de los padres o cuidadores, y por lo tanto, debe ser cuidado y mantenido adecuadamente por el niño o niña. El acuerdo debe incluir un compromiso explícito de mantener el dispositivo en buen estado y de informar de inmediato si algo le sucede, ya sea por accidente o por mal uso. Si el dispositivo se rompe o pierde, debe existir una conversación para analizar las consecuencias y cómo abordar la situación.
Revisión periódica del acuerdo
Como ya hablamos, un acuerdo de este tipo no debe ser algo estático. Es importante que se revise y actualice periódicamente para adaptarse a las nuevas necesidades y circunstancias del niño o niña, así como a las preocupaciones de los padres. Este ejercicio de revisión debe realizarse en conjunto, de manera abierta y respetuosa, para que ambas partes puedan expresar sus opiniones y ajustar las
El acuerdo diseñado por Lucas Raspall, lo podés descargar aquí.
Establecer un acuerdo de uso para el dispositivo propio de un hijo es una estrategia efectiva para fomentar un uso responsable, seguro y saludable de la tecnología. Al incluir reglas claras, consecuencias proporcionales, y una comunicación abierta entre padres e hijos, se promueve no solo el buen uso del dispositivo, sino también el desarrollo de habilidades de autocontrol, responsabilidad y respeto por los demás.
Con el acompañamiento adecuado, el uso de la tecnología puede convertirse en una herramienta positiva y enriquecedora para los niños, mientras que se mantienen los principios fundamentales de seguridad, ética y bienestar.